sábado, 5 de noviembre de 2011

THIS WEEKEND I AM READING THE SECRET LIFE OF BEES



HOY ESTA LLOVIENDO Y HACE UN FRIO QUE ME CALA LOS HUESOS, 
POR ESO MEJOR LEO EL LIBRO 
LA VIDA SECRETA DE LAS ABEJAS




NO SOLO LO LEO, LO DISFRUTO, LO VIVO, LO IMAGINO
ESTA TAN AMENO ES COMO UNA POESIA

¿ALGUNA DE MIS SEGUIDORAS 
LO HA LEIDO? 

Has anyone read it?


YO CREIA QUE EXISTIA TIBURON, NORTH CAROLINA. 
PERO NO, NO EXISTE. ES SOLO UN LUGAR DE FICCION.


ANTERIORMENTE VI LA PELICULA Y ME ENCANTO, 
AQUI COLOCO EL TRAILER , REALMENTE ME ENCANTA


 ENCONTRE ESTAS FOTOS EN INTERNET



 un esclavo llamado Obadiah cargaba ladrillos en un barco que iba a zarpar corriente abajo por el río Ashley, cuando vio que algo llegaba a la orilla. Se acercó y vio que era una talla de mujer. Su cuerpo surgía de un madero. Era una mujer negra, con el brazo levantado y el puño cerrado.

—Obadiah sacó la figura del agua —prosiguió—. Y, con esfuerzo, la puso de pie. Después, recordó que habían pedido al Señor que les enviara la salvación. Que les enviara consuelo. Que les enviara la libertad. Obadiah supo que el Señor les había enviado la figura, pero no sabía quien era.
»Se arrodilló en el barro ante ella y oyó en el interior de su alma que ésta le hablaba con la claridad del día. Le dijo: “No pasa nada. Estoy aquí. A partir de ahora, cuidaré de vosotros”.

Obadiah intentó recoger la mujer empapada que Dios había enviado para que los cuidara, pero pesaba demasiado, así que fue a buscar a dos esclavos más y entre los tres la llevaron a la casa de oración y la pusieron junto al hogar.
»Cuando llegó el domingo, todo el mundo había oído hablar de la estatua que él no había dejado en la orilla y que había hablado a Obadiah. La casa de oración estaba tan llena de gente que algunos tuvieron que quedarse en la puerta y otros se sentaron en los alfeizares de las ventanas. Obadiah les contó que sabia que el Señor la había enviado, pero que no sabía quien era.

El más anciano de los esclavos era una mujer llamada Pearl —continuó August cuando cesaron las voces—. Se apoyaba en su bastón para caminar y, cuando hablaba, todo el mundo la escuchaba. Pearl se puso de pie y exclamo: «Es la madre de Jesús.»
»Todo el mundo sabia que la madre de Jesús se llamaba María y que había conocido toda clase de sufrimientos. Que era fuerte y constante, y que tenía el corazón de una madre. Y allí estaba: las mismas aguas que los habían traído encadenados, les enviaban ahora a la Virgen. Les pareció que Ella sabía todo lo que habían sufrido.
Nuestra Señora les llenó el corazón de audacia y les susurró planes de huída. Los más osados escaparon y se dirigieron al norte. Los que no lo hicieron vivieron con un puño levantado en su interior. Y, si alguna vez flaqueaban, solo tenían que tocar de nuevo el corazón de la Virgen.
»Se volvió tan poderosa que incluso el amo se enteró de su existencia. Un día se la llevó en una carreta y la encadenó en la cochera. Pero resultó que, sin ayuda de nadie, se zafó de las cadenas durante la noche y regresó a la casa de oración. El amo la encadenó cincuenta veces en el granero y ella se liberó otras tantas. Por fin, el amo se rindió y dejo que se quedara en la casa de oración.

La llamaron Nuestra Señora de las Cadenas porque era capaz de romperlas






......Vivíamos para la miel. Tomábamos una cucharada por la mañana para despertarnos y una por la noche para dormirnos. La añadíamos a las comidas para calmar la mente, ganar resistencia y prevenir enfermedades mortales. Nos untábamos con ella para desinfectar heridas o curar los labios agrietados. La diluíamos en el agua del baño, en la loción corporal, incluso en el té de frambuesa con galletas. Nada escapaba a su influjo. En solo una semana, mis escuálidos brazos y piernas se tornaron vigorosos y los apretados rizos de mi cabello mudaron en sedosas ondas. August aseguraba que la miel era la ambrosia de los dioses y el champú de las diosas.
 —Hace mucho tiempo, al otro lado del mundo, en Alemania, había una joven monja llamada Beatrix que amaba a la Virgen. Pero se hartó de ser monja, debido a todos los trabajos que tenía que hacer y las normas que tenía que seguir. Así que una noche, cuando ya no podía más, se quitó el hábito, lo dobló y lo dejó sobre la cama. Después, se escabulló por la ventana del convento y se marchó. Un día, después de años de andanzas y de sufrimiento, se disfrazó y regresó a su antiguo convento. Quería visitarlo por última vez. Entró en la capilla y preguntó a una de las hermanas de mayor edad: «¿Recuerda a la monja Beatrix, la que se escapó?» Y la hermana le contestó: «¿Qué está diciendo? La hermana Beatrix no se escapó. Está ahí, cerca del altar, barriendo.» Como puedes suponer, la verdadera Beatrix se quedó helada. Se acercó a la mujer que barría para mirarla y vio que no era otra que la Virgen, quien le sonrió, la condujo a su habitación y le devolvió el habito. La Virgen la había estado sustituyendo durante todo aquel tiempo.

Me dijo que el mundo era en realidad un gran colmenar y que también había normas de conducta en él; que no debía tener miedo, ya que ninguna abeja que amase su vida querría picarme pero que, aun así, no fuese tonta y me pusiese manga larga y pantalones largos; que no hiciese aspavientos, que ni siquiera pensase en hacerlos; que silbase si estaba enfadada, pues el enfado agitaba a las abejas y los silbidos las apaciguaban; que en todo momento actuase con determinación y seguridad, aunque dudase, y que, sobre todo, transmitiese amor a las abejas, pues a todos nos gusta que nos amen.

La gente no se percata de lo listas que son las abejas; más aún que los delfines. Conocen la geometría suficiente para hacer filas y filas de hexágonos perfectos, con unos ángulos tan exactos que cabría pensar que han utilizado reglas de cálculo. Convierten el jugo de las flores en una ambrosía que todos quieren poner en sus tostadas. Y he visto con mis propios ojos cómo unas cincuenta mil abejas tardaban quince minutos en encontrar las alzas vacías que August les había dejado para que las limpiaran, comunicándose el descubrimiento con alguna clase de lenguaje avanzado. Pero lo más importante es que trabajan hasta la extenuación, si no la muerte. A veces, me entraban ganas de pedirles que se relajaran, que se tomaran unas vacaciones porque se lo merecían.


SONG FOR MIA
I went down to the water , all night long
I'm putting my feet in ,all night long


And I went down to the water , all night long
And I'm putting my dreams in , all night long


And what you think of me ,I can't say
I'll take these bad dreams and I'll drove along the way


I'm at the shore now , the shadows at my back
I can feel the waves coming there , heavy and black

But I can't turn away now 'cause I
They're singin' a song


And I , I'm in harmony
I'm singing along


And what you did to me I , I can't take no more
I'll take these bad dreams and I'll lay them at the shore

The end of the ocean I'll never see
I stare out in the distance and it's looking back at me


And I'll look down to the water all night long
And I'll put my feet in , all night long


And I'll put my dreams in , all night long
And I'll put my tears in , all night long
I went down to the water


















4 comentarios:

  1. Beautiful!!! I love the song and your post! I have never read the book, but now I want to look for it on the Internet, it must be so interesting!

    Annalisa

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  2. This is one of my ALL time favorite books and I love the movie, too! You did such a wonderful review, my friend! You worked very hard for this post, I know! Great job! ♥♥♥

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  3. I haven't read the book but I did see the movie and I loved it!

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  4. I haven't read it yet but it is on my summer reading list along with "The Help". I would love to see the movie too!

    Thanks for stopping by and visiting today. It was lovely to hear from you!

    Best wishes,
    Natasha.

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